miércoles, 1 de mayo de 2013

Mientras llega la llamada para Miguel Sanó, disfruta al máximo su principal placer: Batear una bola de béisbol .



Florida -- El prospecto dominicano de los Mellizos de Minnesota, Miguel Sanó, es un pelotero de película, y no solo en el sentido figurado de la frase.

Sanó, quien cumplirá 20 años en dos semanas, no se deja amedrentar por las cámaras que lo rodean, mientras se abre paso a batazos limpios en el sistema de desarrollo de los Mellizos, rumbo a las Grandes Ligas, donde podría aterrizar en cualquier momento, más probablemente en el 2014, aunque el propio pelotero no descarta que sea este mismo verano.

En sus primeros cuatro años en el profesionalismo batea .287 con 64 jonrones y 282 carreras impulsadas. Tras pegar 28 jonrones y empujar 100 carreras en 129 juegos en la Liga del Medioste (Clase A media) en el 2012, Sanó batea .366 y lidera la Liga Estatal de la Florida (Clase A fuerte) con nueve jonrones y 24 carreras impulsadas en 24 choques con Fort Myers Miracle.

Exactamente la mitad de sus 34 hits -- también ha pegado siete dobles y un triple -- son extrabases. Con apenas 280 partidos de experiencia profesional, Sanó ya está pensando en el próximo nivel y no descarta jugar en el Target Field este mismo año.

No me preocupa hacer swing", dijo Sanó, quien se ponchó 144 veces en el 2012 y promedia más de un ponche por juego en su carrera. "Es cuestión de ajustes. El año pasado tomé 80 bases por bolas y este año llevo bastante. Creo que puedo convertirme en un pelotero de 100 bases por bolas", dijo tranquilamente.

"Lo que más quiero mejorar es el inglés. Me he enfocado 100% en eso y me gustaría hablar mejor inglés para cuando llegue a AA", apuntó el prospecto, que también trabaja en mantenerse en los alrededores de las 230 libras. "Llegué a los entrenamientos con 238, pero ya estoy en 229, que es mi peso ideal", dijo.

Subir a la Doble A es la meta más inmediata de Sanó. Mientras el jugador piensa que eso podría ocurrir muy pronto, sus entrenadores prefieren esperar que sea su desarrollo que dicte el próximo paso.



Por Enrique Rojas

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