martes, 26 de junio de 2012

Jorge Muñoz recibió un reconocimiento por parte de los Yankees por su labor humanitaria

NUEVA YORK -- Robinson Canó encontró algo de espacio en la estrecha cocina en Queens y se puso a picar pedazos de jamón, dejándolo en pequeños cubitos.
Resulta que el segunda base de losYankees de Nueva York, dueño del swing de bateo más exquisito en las Grandes Ligas es muy bueno con los cuchillos.
Canó, junto a sus compañeros Curtis Granderson, Hiroki Kuroda y Boone Logan, pasaron una cuantas horas la tarde del martes dándole una mano a Jorge Muñoz en lo que se dedica cada día --salvo uno-- desde hace casi ocho años: preparando más de 100 comidas en su casa para jornaleros que no tienen el dinero para comprar comida.
"Si uno tiene la voluntad, uno puede hacer lo que quiera", dijo Muñoz.
Canó y compañeros sorprendieron al inmigrante colombiano al visitarle en su modesta residencia en un barrio obrero de Nueva York como parte de la Semana de la Esperanza, que por cuarto año es organizada por los Yankees. Los jugadores llevaron bolsas de arroz y frascos de aceite vegetal. Muñoz no quedó encandilado por la presencia de de peloteros de renombre, puesto que presta escasa atención el béisbol, pero apreció la atención y ayuda que recibió en su iniciativa.
"Hora de cocinar", dijo Granderson con una bolsa en vez de un bate encima de su hombro.
Muñoz se desempeñaba como chofer de un autobús escolar --se quedó sin trabajo en diciembre-- en 2004 cuando inició su obra benéfica. Una tarde se encontró con un grupo de jornaleros que a la intemperie esperaban ser contratados para trabajos caseros temporales debajo de una ruta de tren elevado a unas cuantas cuadras de su residencia. Le dijeron que sólo podían comprar comida si conseguían un trabajo.
Poco después, mientras esperaba sentado en su autobús estacionado, pudo cuando alguien arrojaba a la basura una enorme cantidad de comida afuera de un negocio. Se acercó a la persona y le preguntó si podía quedarse con la comida.
¿Por qué no alimentar a esos trabajadores?
La primera noche, con la ayuda de su madre, repartió ocho emparedados. Su iniciativa fue creciendo y ahora prepara y distribuye hasta 160 cenas en una noche. En la cocina recibe la ayuda de su madre, hermana y un cocinero pagado por su iniciativa benéfica "Angel en Queens".
Muñoz calcula que se gasta 1.200 dólares por semanas en su misión, con 450 dólares que salen del bolsillo de su familia. Luz, su hermana, contribuye de su salario como empleada de la Administración de Seguro Social. Muñoz, además, gasta de los cheques que recibe en concepto de ayuda por desempleo.
Por lo demás, de vez en cuando le caen donaciones.
Muñoz contó que una vez quedó triste cuando no pudo llevarle la comida a los obreros en medio de una nevada que hace tres años hizo imposible el tránsito vial y no pudo comprar la comida.
"Al día siguiente me dijeron que se habían quedado esperando por mí", recordó.
Mientras Canó cortaba el jamón, Kuroda se puso a revolver dos ollas con sopa de lenteja y papa en una estufa propia para cocinar las comidas de una familia de cuatro personas.
El lanzador japonés sonrió al tiempo que con seriedad seguía con su tarea. El relevista Logan le demostró a Granderson lo fácil que es pelar y cortar papas.
Los Yankees, incluyendo al mánager Joe Girardi, tenían previsto acompañar luego a Muñoz en la repartición de comidas bajo el tren.
AP.

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